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Alonso en la Indy 2

Hay que reconocerlo, la historia está poniendo a los antialonsistas un sinfín de motivos para hacer de él un pelele golpeado a su merced. Ayer fue otro de esos duros golpes, que esos que duelen realmente en el alma, como lo fue aquel Abu Dhabi 2010 detrás del ruso cuyo nombre no quiero recordar.

Sólo había un final escrito peor que el que sucedió y se parecería mucho al que sufrió Sebastian Bourdais contra el muro. Sin embargo, a nivel moral, éste fue, sin dudas, el peor final posible. El archienemigo de Alonso -que en los últimos años no ha sido ningún piloto- vuelve a ganar la partida. Honda vuelve a golpear y Honda vuelve a arrastrarle por el suelo. Cuando parecía que anímicamente Indianápolis iba a suponer un punto de inflexión fuera cual fuera el resultado.

También hay que ser honesto con Honda, aunque tenga la firme convicción de que los japoneses nos están privando de disfrutar de los últimos años de Alonso en la Fórmula 1, y es que también gracias a ellos y a McLaren Alonso ha podido tener la oportunidad de correr en un coche ganador las 500 millas de Indianápolis.

Una vez acabada esta aventura americana de Fernando y después de haber visto la carrera de cabo a rabo, me reafirmo en las conclusiones que escribí sobre Indianápolis. Aunque quizás las he depurado un poco.

1. Espectáculo: hay que reconocerlo, estos estadounidenses saben como pocos gestionar el espectáculo y hacer algo tan monótono una fiesta. Tenía los pelos de punta en los prolegómenos de la carrera

2. Negocio: el aspecto más positivo de que Fernando haya desembarcado en la Indy es el negocio que McLaren, Honda y me imagino que el propio Fernando han hecho en "las américas". Disfrazándolo de algo único, han sabido vender y aprovechar la oportunidad y creo que ha sido un éxito absoluto para ellos.

3. Emoción: aquí estriba una de las grandes diferencias con la Fórmula 1. En la Indy, el factor emoción viene determinada por la suerte. Hay diferentes factores ajenos a los pilotos, que hacen que prácticamente cualquiera puede ganar la carrera. En la Fórmula 1 las carreras emocionantes lo son por estrategias, por agresividad de los pilotos, por errores en los equipos. Y prefiero la Fórmula 1, me parece algo más justo.

4. Peligrosidad: El nivel de peligrosidad que he visto en Indy a lo largo de estas 2 semanas no la he visto en la Fórmula 1. Ha habido accidentes muy graves, que gracias a los chasis Dallara no han pasado a mayores. Sólo por eso, los pilotos que participan aquí merecen nuestra admiración. Bravo por Fernando.

5. Complejidad: me reafirmo en que la Fórmula 1 es la categoría reina del motor. Y la Indy me parece que exige menos a los pilotos, no es tan crucial su pericia. Aunque por ejemplo Takuma Sato ganara gracias a su agresividad adelantando sin miedo a falta de 2 vueltas.

Así pues, me alegro de haberme acercado a esta disciplina. Si Alonso corre el año que viene aquí, le seguiré; pero no ha sido algo que me haya conquistado. Prefiero la Fórmula 1, aun con todas las cosas que necesita mejorar.

Quiero acabar con algo positivo. Creo que aunque golpeado anímicamente, Fernando debe sacar las lecturas positivas de ello, como seguro que ya ha hecho. Ha demostrado varias cosas importantes: su valentía a la hora de jugarse la vida en el óvalo, su más que probada calidad no solo como piloto de Fórmula 1, sino como piloto completo multidisciplinar, su capacidad de liderazgo y de atraer a las masas en pos suya. El futuro del automovilismo mundial pasa indiscutiblemente por sus manos, sea Fórmula 1, IndyCar o Le Mans. Y el mundo seguirá rendido a sus pies, porque la calidad y el talento siempre salen a relucir. Sea donde sea.

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